Extremadura debe apostar por la industrialización, ya que poseemos el mejor entorno para hacerlo de una forma agradable, enriquecedora y sostenible. Así conseguiremos que alrededor de cada proyecto industrial nazcan también proyectos de vida
Tras 16 meses de pandemia, mucho se ha hablado del coronavirus y de las importantes consecuencias económicas que ha originado. Ahora que la vacunación nos hace vislumbrar con cierto optimismo el final de esta crisis sanitaria, es momento de hacer balance sobre el pasado reciente para encarar el futuro con las mayores garantías. La consolidación de la tan nombrada “nueva normalidad” debe ser el punto de partida desde el que recuperemos tantas cosas que se han perdido a lo largo de este último año y medio, especialmente en los ámbitos del bienestar y el desarrollo.
La economía, como la historia y la propia vida, es cíclica. Eso provoca que las compañías se enfrenten cada cierto tiempo a situaciones complejas que les obligan, en muchos casos, a tomar decisiones drásticas. Esta pandemia, desconocida y, por tanto, generadora de una incertidumbre inaudita, ha acentuado las dificultades en el sector industrial. La evolución de éste se ha acelerado y el futuro se ha vuelto presente de un modo súbito. Por eso, en los próximos tiempos resultará imprescindible adaptarse a los nuevos hábitos y a las nuevas formas de actuar y relacionarse. Algo que, por supuesto, también regirá la forma de hacer negocios.
Un filósofo estadounidense escribió que “la incertidumbre es una tierra fértil para infinitas posibilidades”. Estoy de acuerdo, de ahí que el presente y el futuro me parezcan retos apasionantes. Retos en los que la empresa familiar será protagonista. Cuando hablamos de empresas familiares hablamos de organizaciones cimentadas sobre valores sólidos, comprometidas con el entorno y cercanas a sus trabajadores. Empresas con visión de futuro tanto a corto como a medio y largo plazo. Generadoras de un valor añadido que se sitúa entre lo social y lo económico, entre lo cuantitativo y lo cualitativo, y que las convierte en mucho más que meros equipos de trabajo.
La empresa familiar es, más allá de trabajadores, gestores y directivos, una gran familia en sí misma. Esos valores deben ser la base sobre la que edifiquemos la recuperación económica y social necesaria en Extremadura y en nuestro país. Una recuperación que pasa por redefinir el modelo productivo de nuestra región, apostando por una reindustrialización que genere desarrollo, oportunidades, crecimiento y riqueza, capaz de retener y atraer talento, aspecto esencial si queremos combatir esa lacra llamada “España vaciada”.
Extremadura tiene mucho de lo necesario para conseguirlo: recursos naturales, rico patrimonio artístico y cultural, historia, entornos naturales… y el imponderable carácter de sus habitantes. Elementos que la hacen atractiva para cualquier proyecto. No obstante, si ponemos el foco en las carencias, también es cierto que adolecemos de un sector industrial sólido, circunstancia que nos hace vulnerables y dependientes ante situaciones tan graves como la originada por el coronavirus. Esta crisis nos deja muchas lecciones y una gran certeza: si no desarrollamos nuestra industria, dependeremos de mercados exteriores, hiperinflacionados y fluctuantes, como el de China.
Por todo ello, debemos apostar por la industrialización, ya que poseemos el mejor entorno para hacerlo de una forma agradable, enriquecedora y sostenible. Así, conseguiremos que alrededor de cada proyecto industrial nazcan también proyectos de vida. Detrás de cada empresa hay personas, familias, sueños, aspiraciones… y todo ello tendrá un desarrollo óptimo en nuestra región si aunamos esfuerzos en el camino correcto: el camino de la reindustrialización responsable y sostenible, el del empleo de calidad y la adecuada conjunción de trabajo y vida. Se trata de convertir Extremadura en el destino soñado para cualquier familia que mediante el trabajo puede tener la oportunidad de disfrutar de una vida plena en todos los sentidos.
Si no apostamos por ello, siempre estaremos en el vagón de cola de las principales economías, al albur de mercados extranjeros que nos marquen el paso que podríamos marcar nosotros mismos. Ahora es el momento de decidir qué y cómo queremos vivir nuestro futuro. Un futuro colectivo que nos haga mejores como sociedad. Por eso, debemos aprovechar la oportunidad que nos ofrecen los Fondos Next Generation y construir los pilares sobre los que deben asentarse nuestro desarrollo económico y social.
Toda época de crisis lo es también de oportunidades. Desde la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar queremos abanderar esa apuesta por una industrialización indispensable en Extremadura y España, reivindicando la importancia del empresario familiar, pieza fundamental de ese futuro a conseguir y que durante los momentos más duros de la pandemia ha garantizado la fabricación y el suministro de los productos esenciales.
La empresa familiar extremeña es también una institución de futuro. Las nuevas generaciones están asumiendo el protagonismo, asegurando con ello el relevo generacional dada la experiencia adquirida y la preparación con la que asumirán retos tan importantes como la digitalización, la innovación, la profesionalización y, por supuesto, el liderazgo empresarial de nuestra región. A pesar de que las crisis son especialmente complejas para la empresa familiar dado que se ve amenazada su continuidad, no es menos cierto que es precisamente en esos momentos cuando las empresas familiares muestran la cercanía con proveedores y clientes, la responsabilidad con los trabajadores y el compromiso con la sociedad.
Referencia ineludible de nuestra realidad socioeconómica, el empresario familiar es una pieza esencial en ese futuro de prosperidad que queremos conseguir para la sociedad extremeña. Apostemos por tanto por la empresa familiar, cuidémosla y, de ese modo, estaremos más cerca de un mañana esperanzador y lleno de oportunidades.
Artículo de Miguel Ángel Leal, Presidente de la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar
Fecha de artículo: 31 de julio de 2021
Medio de comunicación: Diario Hoy